Por Alfredo Oropeza
Con el gobierno de 4Ta., la Fiscalía General de la República (FGR) ha echado por tierra toda intención de convertirse en un órgano autónomo, en el que su desempeño destaque por la legalidad, la objetividad y la inteligencia.
La figura del fiscal general, representada por Alejandro Gertz Manero, se ha denigrado a tal grado que sin recato se evidencia como el gato, lacayo y servil empleado del presidente de la república, López Obrador. Convirtiendo a la FGR en una institución retrograda, que sólo sirve para procesar judicialmente los odios y deseos de venganza, tanto del presidente, como de su titular.
La Fiscalía ha involucionado en La Santa Inquisición de la 4T y su Fiscal en la viva imagen de Tomás de Torquemada, primer inquisidor general de Castilla y Aragón, en el siglo XV.
Así como la inquisición inició la persecución en contra de musulmanes y judíos, para exigir su conversión o mandarlos a la hoguera, con el único fin de confiscar sus bienes; así la actual Fiscalía hostiga, abre expedientes de investigación sobre hechos ficticios o imaginarios y persigue a los enemigos políticos del presidente, a periodistas y hasta a científicos, como lo hicieran los inquisidores hace seis siglos.
En su tiempo, la Inquisición se valía del uso generalizado de la tortura para obtener confesiones y a la defensa de la quema en la hoguera de los culpables. La actual Fiscalía se vale de declaraciones de terceros y de delincuentes absueltos, que sirven de testigos protegidos a cambio de fabricar culpables.
Si el nombre de Torquemada se ha convertido en sinónimo de crueldad, intolerancia religiosa y fanatismo; el nombre de Gertz Manero se esta acuñando con los atributos de venganza, ineptitud y servilismo.
No sólo son los casos que, por encargo del presidente, investiga el Fiscal en contra de Ricardo Anaya, Francisco García Cabeza de Vaca, Alonso Ancira y Samuel García, para quienes López Obrador instruyó (a Gertz Manero) meterlos a la cárcel antes de concluir el año.
También, está el caso de Alejandra Cueva Morán, acusada de Homicidio Doloso por Omisión de Auxilio. Su acusador es ni más, ni menos, que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quien argumenta que Alejandra y su madre, la señora Laura Morán Servín de 94 años de edad, dejaron morir a su hermano Federico, asegurando que no le brindaron los auxilios necesarios para preservar su vida.
No obstante, el Fiscal Torquemada va más allá y como fiel inquisidor del oscurantismo de 4Ta., se le ocurrió la puntada de solicitar órdenes de aprehensión en contra de 31 científicos, investigadores, académicos y personal administrativo del CONACYT, a quienes acusa de lavado de dinero y delincuencia organizada, a partir de una denuncia interpuesta por la directora de este, María Elena Álvarez-Buylla. Sí, aquella que apapacha a los cachorros de la 4T con becas y subsidios, como el caso de Mariana Imaz Sheinbaum (hija de Claudia Sheinbaum), que ha recibido del CONACYT, de 2019 a la fecha, más de 1 Millón de pesos por concepto de Subsidios para Capacitación y Becas.
El fiscal pidió que los investigadores fueran llevados al penal de máxima seguridad de El Altiplano, como si fueran delincuentes de alta peligrosidad. Acción extrema en saña, que sorprende aún más cuando la FGR no ha hecho nada en contra de los dos hermanos del presidente, con sendas pruebas en videos recibiendo clandestinamente dinero en efectivo, o cuando hasta la fecha no se ha aprendido a ningún pez gordo del crimen organizado.
Sin duda, la FGR y su titular, han venido minando toda credibilidad de autonomía, institucionalidad y legalidad, convirtiéndose en el garrote de López Obrador, para encarcelar a enemigos políticos y críticos de su gobierno de 4Ta.
Habrá que proponer que el congreso reforme el nombre de la FGR, para que deje de ser fiscalía y asuma el nombre más adecuado de lo que se ha convertido: Inquisición General de la República (IGR).