Alejandra Munguía Cambrán
- Una desgracia que tenga que morir gente.
- No es por recaudación es para desalentar el consumo ¡ajá!
• ES UNA DESGRACIA DE DESGRACIADOS, que sean necesarias tragedias como la explosión de la pipa en Iztapalapa para que salgan a la luz todas las omisiones e irregularidades que por corrupción cometen las autoridades, quienes no solo solapan a los propietarios de esas empresas, también son cómplices de la muerte de decenas de personas que son, de igual manera, sus víctimas por hacerse de la vista gorda. A lo largo de la historia de este país hay un sinfín de casos: gente muerta por las lamentables condiciones en las que trabajan, por ejemplo en las minas; por explosiones de lugares clandestinos donde se fabrican cohetes; en antros por no contar con las condiciones de seguridad; la línea 12 del Metro; la caída de inmuebles durante los temblores como el colegio Enrique Rébsamen en Tlalpan por no observar con las normas de construcción vigentes; el incendio en la Guardería ABC y no terminaría jamás (seguro ustedes también pensaron en algo más), pero todos estos siniestros tienen un sello: corrupción, omisión y complicidad. Después de la explosión de esa pipa, quedaron al descubierto cientos de irregularidades que van desde la pésima condición del asfalto lleno de baches (¿no podía circular hasta que terminaran las lluvias que era cuando el gobierno de la ciudad de México, encabezado por Clara Brugada cumpliría con su obligación? ¡ya ni la friega!), hasta exceso de velocidad del conductor y peor aún, una unidad que no contaba con póliza de seguro ni etiquetado, lo que me queda claro no habría evitado el accidente. ¿Recuerdan aquellas escenas espeluznantes de San Juanico? ¿Quién fue el responsable? Si mal no recuerdo, la entonces, Procuraduría General de la República determinó que fue PEMEX. Nunca hubo una explicación (nos hizo falta la de la científica), de la causa directa del siniestro, pero todo apuntó al error humano y a la falta de sistemas preventivos y de detección adecuado. Lo más chévere, fue que, aunque hubo un decreto presidencial de Miguel de la Madrid, quien determinó la salida de PEMEX y de las gaseras privadas, decenas siguen operando en la zona y realizando transporte de cientos de cilindros de gas licuado de petróleo hacia la Zona Metropolitana del Valle de México, sin sistemas de seguridad idóneos. Y así, todas y cada uno de las tragedias que se presentan, nada cambia.
• CÓMO SON MAL PENSADO, DE VERDAD. La preocupación de la presidente Sheinbaum es legítima ¡aja!, ya que, lo que motivó el ajuste a la alza del IEPS a refrescos está muy lejos de ser la recaudación fiscal de más de 41 mil millones de pesos, lo que la mandatario quiere es reducir su consumo en beneficio de la salud de los mexicanos, además de incentivar el ahorro mensual, que aunque le costó mucho trabajo sacar las cuentas, seguro reprobó abaco I, llegó a la conclusión de que el incremento de tan sólo un peso, según ella, significará un ahorro de 30 pesos (o de 31, dependiendo), al mes si consumen una gaseosa diariamente. ¡Es brillante la científica! Sigo sin explicarme como le hizo para sacar esa cuenta en cuestión de segundos, bueno, de hecho se tardó un poco más. Claro que salieron con su choro de que el aumento desmotivará el consumo de refrescos, permítanme decirles, que eso es tan estúpido como creer que lo recaudado se destinará a salud, eso no va a suceder. Es típico que así se justifiquen, si aumenta el impuesto a las gasolinas es para programas al medio ambiente; si la tenencia para obras; el TUA en la compra de boletos para mejor las instalaciones del Aeropuerto y así nos podemos seguir, pero que jamás sucederá. Nada más les digo algo muy personal, me fue más fácil dejar de fumar que abandonar la coca-cola (satanizada por Sheinbaum), sin azúcar eso sí. Conclusión, jamás descenderá el consumo de las gaseosas, pero si es un hecho que el gobierno contará con más recursos para sus programas clientelares, pues ya la están sufriendo, no para la salud, esa ni ellos se la creyeron.
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