ALEJANDRA MUNGUÍA CAMBRÁN
• SE VE, SE SIENTE, ANDRÉS ESTÁ PRESENTE. Desde el momento en que copy-paste se refiere a Andrés como el presidente López está reconociendo su existencia como tal, y ella misma lo dijo, “lo que no se menciona no existe”, ¿entonces? Es cierto que los senadores son mayores de edad (algunos ya rayando en lo senil), pero no tienen voluntad propia, al igual que ella, están para servir al viejito guango y lo sabíamos desde hace seis años, la única manera para librarnos del peje será cuando éste siga la luz y nos haga muy felices. La reelección de Rosario Piedra al frente de la CNDH lo demuestra, él sigue mandando, porque de otra manera no podemos explicarnos que la peor evaluada durante las comparecencias; criticada durante su gestión y calificada como un florero vuelva a ser la ombuswoman. Lo que es cierto, su única cualidad es serle leal, obediente, incondicional y sumisa a la 4T y su dirigente. Salir con la batea de que es hija de Rosario Ibarra y que por ello está calificada, es más que estúpido. Los hijos podemos aprovechar el camino recorrido por los padres, pero debemos forjarnos nuestro propio futuro. Para muchos no es desconocido que esta columna fue creada por mi señor padre y lejos, muy lejos estoy de medio igualarlo. Para su tiempo fue un verdadero innovador en la forma de escribir y a pesar de que salió del barrio, éste nunca salió de él. Continuar con lo que él creo es mi forma de mantenerlo vivo, en el recuerdo de quienes le siguieron a lo largo de los años y en el mío propio.
• CLARO QUE SE ENCHILARON. ¿Cómo se atreve? Para mí no es nada aplaudible que el embajador de los EEUU, Ken Salazar salga ahora a reconocer que la estrategia de los abrazos no balazos de Andrés fue un fracaso, eso ya lo sabíamos desde el día uno de su gestión y claro que el pecoso no está dando paso sin huarache, seguro sus intenciones son de que el próximo presidente, la zanahoria republicana le dé hueso. O ¿hasta ahora se da cuenta? Claro que eso cayó como balde de agua fría a los masiosares, quienes respondieron con una nota diplomática para manifestar su extrañamiento por los mensajes emitidos. El charro gringo no está equivocado y la inseguridad que prevalece en el país lo demuestra, sólo sus lacayos afirman lo contrario. La aplastante victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales hizo inminente la llegada de un nuevo embajador. Debemos recordar que Salazar tuvo un cierre de sexenio ríspido con López Obrador; sin embargo, negó que la “pausa” fuera provocada por sus críticas a la reforma judicial. El desgaste vino con la polémica alrededor de la captura de Ismael El Mayo Zambada, reclamada por el Gobierno mexicano como una acción unilateral, fue sintomática de la pérdida de confianza. “Ahí se cerraron las puertas por parte del Gobierno de México, nunca por parte de Estados Unidos”. Pero es que ¿cómo se atreven a detener a un cuaderno?