ALEJANDRA MUNGUÍA CAMBRÁN

• LÓPEZ OBRADOR HIZO LO QUE SE ESPERABA DE Él. Por más que le saquen sus trapitos al sol; restrieguen en la cara los grandes fracasos de su gobierno; las trácalas cometidas por sus vástagos y protegidos, la realidad que todos vivimos –carestía, inseguridad, futuro incierto y demás-, es tiempo perdido, nada ni nadie podrá convencer a sus simpatizantes de algo que no quieren ver, a ellos lo único que les interesa es su dinero en efectivo cada bimestre para gastarlo en lo que se les pegue la gana aunque no mejoren su nivel de vida. Pero saben, de continuar ese ritmo, llegará el día en que tendrán que sacar dinero de las piedras, porque ya no habrá más fideicomisos de los cuáles echar mano; ni tampoco ahorros para el retiro que robarse. Claro eso no les importa, a los que debe preocupar es a quienes generamos el billete que les llega de a barbas. El asunto es que López Obrador no defraudó, hizo lo que muchos esperábamos de él; de hecho se superó a sí mismo. Una deuda interna de 17 billones de pesos; un sobrecosto en sus obras faraónicas de 485 mil millones; 56 millones de pobres; 30% de inflación acumulada; 0.8% de PIB en el sexenio y una cifra récord en asesinatos, sin violencia ¡claro!, de 82 diarios en promedio. Gran paquete tendrá la vicepresidenta.

• CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD. La victimización política es un comportamiento o conducta en la cual el político o candidato se presenta como objeto de una injusticia –puede hasta inventarla-, generalmente cometida por el partido en el gobierno o un grupo político contrario al suyo ¿les suena? Y lo peor es que se utiliza como estrategia para ganarse simpatías. Existe una identificación entre el político que se victimiza y el electorado que se siente como tal. ¿Funciona? En la mayoría de las ocasiones así es. Recuerdo el desafuero del entonces perredista Andrés Manuel López Obrador, promovido en 2024 por el presidente Vicente Fox por la expropiación de un terreno para construir el acceso a un hospital. Desde entonces, López Obrador se ha mantenido como la gran víctima de los neoliberales. Lo que le sucedió a Donald Trump el sábado pasado, es otra muestra, ahora, está de en los cuernos de la luna, claro con un rasguñito en la oreja, pero nada que lo vaya a matar y sólo necesitó de una bandita.

• EL PREÁMBULO DE ALGO QUE VEÍAMOS VENIR. Para quienes aún creen que López Obrador se irá a su rancho y dejará de meter su nariz en los destinos del país y aseguran que Claudia Sheinbaum si será la titular del poder ejecutivo y no la vicepresidenta, ahí las va la última. La cabecita de algodón de los chairos se adelanta y anuncia la continuidad de Zoé Robledo en el IMSS; de Alejandro Svarch en la COFEPRIS y Ruy López Ridaura en la subsecretaría de Salud. ¿Por qué él? Porque así será los próximo seis años; por eso el despliegue de todo el aparato del estado para que ganara Sheinbaum Pardo. Claro este madruguete vino acompañado del anuncio de un nuevo contingente de 2 mil 700 médicos cubanos que llegarán a México a ocupar puestos que podrían ser para mexicanos. ¡Qué pinche fijación con los matasanos de Cuba, neta! Dinero para el régimen de aquel país.