ALEJANDRA MUNGUÍA CAMBRÁN
TIENE DÉCADAS EN AGONÍA. Desde que tengo memoria (y eso que no es muy buena que digamos) he escuchado decir que se avecina la caída del Revolucionario Institucional, que es inminente su desaparición. Sin temor a equivocarme, su declive comenzó en 1980, año en que inició a perder gradualmente su poder; dejó de ser ¡la marca! para convertirse en el motivo de desprecio de los votantes y si he de ser justa, se lo ganó a pulso. Su primer gran derrota ocurrió en el año 2000, cuando el panista Vicente Fox Quezada les arrebató por un pelito de rana calva la presidencia de la República y paulatinamente fue perdiendo la mayoría en el Congreso y gubernaturas hasta convertirse en lo que es ahora, un instituto político condenado a morir. La primera ocasión que el PRI perdió una elección a gobernador fue en 1989, cuando Ernesto Ruffo Appel, del PAN, logró el triunfo sobre la priista Margarita Ortega Villa, en Baja California ¿lo recuerdan? Otro golpazo para el tricolor fue el magnicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Decenas de militantes del PRI que han ocupado cargos de elección popular se ha visto involucrados en actos de corrupción una y otra vez, enumerarlos, sería interminable. Su agonía no es de ahora, lleva décadas enfermo, que ahora se haya empeorado es otra cosa y claro, Alejandro Moreno no ha contribuido a su sanación. Durante su gestión, el PRI pasó de ser la tercera fuerza política a ocupar la cuarta, pues de las elecciones de 2018 a las de 2024, el partido perdió casi 2 millones de votos. Ahora, en medio de intentos de portazos por parte de algunos militantes, se llevó a cabo la Asamblea Nacional del PRI en donde se cambiaron los estatutos para que “Alito” Moreno pueda reelegirse al frente de este partido político hasta 2032, sin embargo comienzo a creer en la encarnación y eso está haciendo el PRI en MORENA. Vida después de la vida.
EL NACO SE TRATÓ CON CARIÑO, PERO SE QUEDÓ CORTO. Conste que consta que fue el mismo López Obrador quien se calificó como naco, chinto (desconozco porque utilizó ese término, el cual para él seguramente es una ofensa cuando en realidad se refiere a una persona de origen indígena, obvio él no lo es) y chairo. Qué bueno que así se ve porque si lo es, pero creo que se quedó muy…muy corto, le agregaría autoritario, ignorante, manipulador, vengativo, mentiroso, misógino y seguramente usted estimado lector, podrá completar la lista. Así sin más ni más, al término de su homilía diaria y sin mediar pregunta, López se aventó toda esa letanía para exponer un caso de discriminación, al mismo tiempo que asumió dichas palabras como una ofensa y de las que mostró ser parte. Una vez en su vida que tiene toda la bocina llena de razón.
SI DE MENTIR SE TRATA, EL NO FIFÍ SE PINTA SOLO. Dentro de su cabecita blanca y desquiciada, López Obrador dice que no recuerda compromiso alguno que haya hecho que no esté cumplido. ¿Neta? Comencemos: la descentralización de las Secretarías de Estado; el caso Ayotzinapan (los únicos dos pendientes que reconoce); pero yo agregaría, el sistema de Salud como el de Dinamarca; la seguridad; la gasolina a 10 pesos; acabar con huachicol de combustible; las estancias infantiles; escuchar a las madres buscadoras y encontrar a los desaparecidos; no aumentar la deuda; respetar la libertad de expresión; desparecer el espionaje; autonomía de la Fiscalía General, sacar al Ejército de las calles y wuau, seguro hay más. Las promesas inconclusas, definitivamente son el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Lo único que cumplió y eso porque dejó de invertir en otras cosas como el agua, por ejemplo, fue en sus mentados programas sociales, y que, gracias a ellos, él y su partido obtuvieron el triunfo que esperaban el pasado 2 de junio.