Por Alfredo Oropeza
Al cierre del mes de diciembre, en plena luna de miel de la presidenta municipal, la calificadora HR Ratings revisó a la baja la calificación al municipio de Naucalpan de Juárez, pasando de “BBB+” a “BBB”.
La baja se debió al déficit en los ingresos totales registrado al cierre del 2019; esto como resultado del nivel extraordinario en el gasto, como lo fue la adquisición de vehículos, un importante aumento en nómina y una reducción en la recaudación.
Sumado a lo anterior, el municipio adquirió más deuda de corto plazo, lo que se tradujo en que la deuda neta a Ingresos incrementara a 17.8%. Para este 2021 se proyecta la continuidad del déficit a 3.0%, donde persistirá el aumento en el gasto corriente y una contracción en los ingresos, debido a la contingencia por Covid-19 y el movimiento en contra del Plan de Desarrollo Urbano Municipal, que convoca a vecinos del municipio a no pagar predial, por lo que el municipio continuará recurriendo a la deuda de corto plazo.
Por otro lado, en las últimas mediciones sobre el desempeño y calificación ciudadana a los alcaldes de las principales ciudades del país, tanto las encuestadoras Massive Caller y Caudae colocan a la presidenta Patricia Durán en el ranking de los peores calificados, teniendo un nivel de desaprobación ciudadana de 75.3% y 68.3%, respectivamente.
Lo cual, coloca a la edil de Naucalpan en el sótano de todas las mediciones conocidas, en cuanto a aprobación de sus gobernados. Posición que, por cierto, ha venido ocupando desde el inicio de su gobierno, en cada una de las mediciones mensuales que se han hecho públicas.
Además de la reducción en sus calificaciones, la presidenta municipal arranca el año con una mala noticia, principalmente para la comunidad naucalpense, al ser notificado el Organismo de Agua sobre la reducción del suministro por parte del sistema Cutzamala, dada el bajo nivel de almacenamiento de agua de las presas de Villa Victoria y Valle de Bravo, 30% por debajo de sus niveles históricos.
Por esta situación, se vislumbra una reducción considerable en el abasto de agua potable durante los próximos meses, alertó un funcionario del Organismo de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS).
También, las autoridades prevén que en marzo y abril pueda existir una reducción considerable en el abastecimiento de agua potable, debido al estiaje. Y de ser necesario, destinarán pipas de forma gratuita en todas las zonas que lo requieran.
Esta situación, sin duda, le da la razón a los vecinos y las asociaciones de colonos que se manifestaron en contra del Plan de Desarrollo Urbano Municipal, que cuestionan el deterioro de la sustentabilidad del municipio por el desarrollo de miles de nuevas viviendas, edificios departamentales y conjuntos habitacionales de interés social, que contempla el nuevo Plan.
Si para este año, el suministro de agua del sistema Cutzamala será reducido y la temporada de estiaje amenaza con abatir la extracción de agua de los pozos municipales –lo que conllevará a desabasto en la red, la prolongación de los días de tandeo y la urgencia de usar pipas de agua, en las comunidades más afectadas por el desabasto–, ¿Qué justificó el aprobar un nuevo Plan de Desarrollo Urbano que propicia introducir más popotes a un vaso de agua medio vacío?
Si a lo anterior, le agregamos el incremento del tráfico, la sobredemanda de servicios públicos y la perdida de zonas verdes en una reserva territorial sin urbanizar, la única explicación posible es que la aprobación del PDU simplemente se trataba de un buen negocio familiar.