Por Alfredo Oropeza
“Si sólo se tratara de la ruina del PRI como partido, tal vez me daría gusto; pero se trata de los destinos de la patria, común a todos los mexicanos y por eso les hacemos las advertencias dichas, aunque moleste a algunos de los oyentes”. –José González Torres– Al cierre de la jornada electoral y con la publicación de los resultados preliminares, de las elecciones locales en Coahuila e Hidalgo, se evidencia que, en aquellos estados gobernados por el PRI, el partido tricolor no está muerto.
Destaca de estos estados que, como Campeche, Colima y el Estado de México, nunca a habido alternancia. Son estados hegemónicos del PRI, en el que se ha establecido una sólida estructura territorial y se lograron conformar camarillas o grupos dinásticos que se han enraizado sólidamente y eternizado, contra viento y marea, ante todas las tormentas electorales que han tumbado al PRI en otras gubernaturas en disputa.
Una vez concluidos el programa de resultados preliminares (PREP) de Coahuila y el computo preliminar de Hidalgo, se confirma que el PRI arrasa y se mantiene como partido hegemónico en ambas entidades.
En Coahuila, el PRI gana las 16 diputaciones de los 16 distritos disputados el pasado domingo, a pesar de que se esperaba que el PAN pudiera conquistar 3 de los 4 distritos de la ciudad de Torreón. Contrario a lo pronosticado, el PRI predomina con prácticamente el 50% de la votación emitida en las urnas, mientras que Morena se posiciona como segunda fuerza con aproximadamente el 20% de los votos y, en tercer lugar, se coloca el PAN con el 10% de los sufragios.
En Hidalgo, aun que no hubo PREP, los resultados del computo preliminar arrojan que el PRI se impone en las principales ciudades del estado: en Pachuca (la capital), Mineral del Monte, Tepeji del Río y Tulancingo; mientras Morena logra posicionarse de Tizayuca y el PAN sólo se estaría alzando con el triunfo en 12 de los 84 municipios en disputa, destacando la ciudad de Tula.
Los resultados electorales, del día de ayer, son un llamado a tiempo para el PAN, con miras a prepararse para las elecciones de 2021 y definir a quiénes serán sus candidatos a diputados federales, locales, presidentes municipales y alcaldes.
Las dirigencias tienen ahora el gran reto de hacer las cosas diferentes, para obtener resultados diferentes. Para ello, una de las malas costumbres a erradicar es el privilegiar el cálculo político interno, a costa de las derrotas externas.
El panismo no debe acostumbrarse a derrochar tiempo y esfuerzos en el lobbying interno, para alcanzar influyentísimo y construir un capital político particular. De ahí, que las viejas cabezas de grupo apuestan siempre a las mismas recetas: pastoreo de militantes y antesala permanente en las oficinas de las dirigencias.
La responsabilidad social de Acción Nacional es enorme para 2021, por lo que debe dejar atrás el privilegiar ganar sólo las internas, perdiendo de vista el tener a las y los mejores candidatos, para ganar en las externas. Es decir, las elecciones del próximo año serán la madre de todas las campañas y el llamado histórico, para el PAN, es impulsar a las mujeres y hombres más competitivos en cada distrito y en cada municipio, para ganar las elecciones. Dejando de lado el complacer los intereses de grupo.
El PAN tiene una misión ineludible para el próximo año, salvar a la patria de las tentaciones dictatoriales, autoritarias, populistas y demagógicas, para evitar que México se convierta en el país de un solo hombre. Para ello, debe contener los apetitos de perpetuación de poder y de intereses creados, de aquellos que mucho han recibido del Partido y poco le retribuyen, cuando tienen la oportunidad de ocupar un cargo de representación.
Finalmente, es de reflexionar que el verdadero frente de batalla, para salvar a la patria, es el municipio. De este, surgirán los bastiones que sean ejemplo de buen gobierno, eficaz, eficiente y bien evaluado por sus ciudadanos; que, en consecuencia, impulsarán a aquellos diputados que harán frente para contener a ese régimen que busca imponerse y perpetuarse en el poder.
Como decía Manuel Gómez Morín: “En nombre de la esperanza, del bien y la grandeza de México, renovamos el llamado para que el Municipio deje de ser `caciquismo y mugre´ y se convierta en limpio servicio de la comunidad”.