Por: Mátalas Callando
Debe ser complicadísimo para los estados y peor aún para los municipios combatir al crimen organizado y al desorganizado también cuando hay un titular del ejecutivo federal que los llena de abachos y bechos; los protege, cuida y vela porque para él los asaltantes, los asesinos, los narcotraficantes, los violadores y cualquier otro maleante tienen los mismos derechos de quienes no violentan la ley.
Cuando se tiene en la presidencia del país a un improvisado en materia de seguridad que cambia de opinión como cambiar de calcetines con respecto a sacar de las calles al Ejército y crear una Guardia Nacional que sólo sirve para desfilar, pues si estamos fritos.
En muchísimos años la presencia de las fuerzas castrenses fuera de sus cuarteles no ha marcado la diferencia y quiero creer que la gran mayoría aplaudiríamos la decisión si de algo sirvieran, porque hoy por hoy los índices de violencia se han incrementado tanto que el sexenio de López Obrador se perfila como el más sangriento de la historia de México.
Ante ello, los estados y los municipios se han tenido que rascar con sus propias uñas, pues no cuentan con apoyo alguno y ya mejor ni hablemos de recursos económicos. Y ¿cómo va a haber dinero si éste se destina a aeropuertos que sirven para muchas otras cosas menos para lo que fueron creados?; ¿Universidades que no tienen alumnos?; ¿Refinerías que no refinan petróleo?, y bueno podría continuar.
La queja constante de los gobernadores y presidentes municipales es precisamente esa falta de apoyos y la demanda principal de la población continúa siendo la seguridad.
Sinceramente lamento mucho lo que sucede en otros estados y municipios; esas matanzas sanguinarias a las que con el paso del tiempo nos hemos vuelto inmunes y ya ni siquiera nos sorprenden.
Sí, soy egoísta, pero a mí lo que me preocupa es el lugar donde resido y donde realizo mi vida diaria y ese es el municipio de Naucalpan.
Tengo que reconocer que la situación es realmente alarmante, pero también que veo a una presidenta municipal con los pantalones bien puestos, decidida a abatir los índices de inseguridad en la localidad con los limitados recursos humanos y económicos que tiene.
En varias ocasiones, la alcaldesa, Angélica Moya ha refrendado su compromiso de combatir la corrupción y los abusos policíacos. Tan sólo en lo que va de su administración se dio de baja a 213 elementos y se iniciaron cinco carpetas de investigación ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México por diversos delitos.
Entre los elementos dados de baja se encuentran 52 de seguridad ciudadana y tránsito municipal; 8 de confianza; 12 vigilantes y 9 funcionarios, en tanto, las carpetas de investigación abiertas son por robo, extorsión, secuestro exprés, lesiones y homicidio en grado de tentativa, además de 16 denuncias de hechos en contra de seis elementos por uso de documento falso.
Como en ningún otro municipio y en ninguna otra administración y mucho menos en la pasada donde el contubernio estaba chulo, existe apertura total para atender e investigar todas y cada una de las denuncias ciudadanas que se presentan ya sea en la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Tránsito Municipal, o en la Comisión de Honor y Justicia, así como la Contraloría Interna Municipal con el fin de determinar si hay elementos para iniciar un procedimiento administrativo, disciplinario o jurídico, según sea el caso.
El compromiso asumido por la titular del ejecutivo local para combatir la alta incidencia delictiva es evidente y al contrario del gobierno federal tiene una estrategia en la materia, en donde se incluye la Academia de Policía de Naucalpan, la tercera en el Estado de México en recibir la certificación del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para impartir el curso de formación inicial para policía preventivo municipal y la cual prepara ya a 100 elementos.
Todo lo anterior entre muchas otras acciones que hace tiempo fueron anunciadas por el gobierno que encabeza Angélica Moya y es ahí donde se marca la diferencia entre el improvisado y la estratega.