Alejandra Munguía Cambrán
- Olvidemos el sistema de salud como Dinamarca, que tal ¿si nos devuelven el que teníamos antes de López?
- Otro caso más de cuando la justicia falla.
• YA NO PEDIMOS MÁS. A estas alturas del partido, los mexicanos que dependen del sistema de salud público ya no quieren y mucho menos anhelan uno como el de Dinamarca, ya vimos que a la pasada administración la yegua le quedó muy grande y el de la calca tilica y flaca va por el mismo camino, de hecho, ¡devuelvan el anterior!, el que destruyó López Obrador por sus arrugados y secos tanates. Bien o mal, el Seguro Popular brindaba afilió a más de 50 millones de mexicanos, pero el tabasqueño decidió sustituirlo con un INSABI que nació semi muerto para fenecer completamente años después, luego de una corta e intrascendente agonía. Y si, nunca jamás diré que el Seguro Popular era la última coca-cola del desierto, tenía muchas cosas que mejorar, pero lo que está sucediendo actualmente es una reverenda mentada de madre. Dorando la píldora como era costumbre de López celebró en el 2020 el nacimiento del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) y tres años después murió, aunque siempre estuvo desahuciado para transferir sus funciones al IMSS-Bienestar, que tampoco sirve para real sea la cosa. El Seguro Popular, tenía sus contras, pero fue el primer modelo federalista del sector salud. Los mexicanos sin acceso a un sistema de seguridad social, que no estuvieran adscritos a instituciones como el IMSS y el ISSSTE, podían inscribirse a éste pagando una pequeña cuota o, llegado el caso, nada. El Seguro Popular tuvo muchos aciertos y un par de fracasos, contrario al INSABI, uno de ellos fue que nunca logró alcanzar la ansiada cobertura universal y no se reguló bien a algunos estados cuyos sistemas de salud siempre han sido un desastre. El INSABI quiso abarcar mucho y apretó poco, pues pretendió hacerse responsable del proceso administrativo más importante: la adquisición de los medicamentos y dispositivos médicos. Y como se habrán dado cuenta ya a estas alturas, el gobierno obradorista falló y volvió a fallar. Este error tuvo consecuencias funestas que cobra vidas todos los días.
• ¿PARA ESO QUERÍAN ADUEÑARSE DEL SANATORIO? Según pude averiguar, el Sanatorio Trinidad era referente en traumatología y ortopedia, pero ahora, hay falta de insumos, carece de condiciones laborales; quirófanos clausurados, terapias sin agua caliente, ni medicamentos esenciales, hagan de cuenta una clínica del IMSS. Pero no solo eso, Alfredo Enrique Gutiérrez del Ángel, ex administrador general del Sanatorio Trinidad e hijo del fundador de éste, permanece privado de su libertad sin que se haya dictado sentencia gracias a un montaje elaborado por quienes actualmente controlan el inmueble: Adriana Beltrán Mallén, administradora general; el padre de ésta Juan Beltrán Arriaga y el socio Jesús Torán Sierra, así como Eduardo Rocha Pérez y Javier Alfonso Ortega Alonso. El abogado defensor, José Antonio Velasco Leonel, calificó la situación como “un montaje jurídico” sostenido en pruebas manipuladas y señalamientos sin sustento legal, en una acusación que gira en torno a un presunto delito de administración fraudulenta. A esta situación se suma una grave omisión por parte del Octavo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, que desde octubre de 2024 mantiene sin resolver un recurso de revisión de amparo interpuesto por la defensa anterior del acusado. No sólo hay un uso malicioso del derecho penal por parte de los acusadores, sino también una inaceptable lentitud en la actuación de los tribunales, lo que mantiene a Alfredo Gutiérrez injustamente privado de su libertad, dijo. Otro caso más de cuando la justicia falla.
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