La escasez de agua en el Valle de México y particularmente en Atizapán de Zaragoza ha alcanzado niveles alarmantes que rayan en la lesión al derecho al acceso al agua que tiene la población.
Desde el año 2021, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) determinaron cerrar la llave poco a poco con constantes y frecuentes recortes que han afectado a los poco más de medio millón de habitantes de esta localidad.
En el 2020, cuando se agudizó una sequía que afectó al Sistema Cutzamala que abastece a un 80% del territorio de Atizapán de Zaragoza, el suministro de agua para esta localidad era de 1,280 litros por segundo, lo que no cubría al 100% la demanda de la población, sin embargo, se atendía a través de los pozos con los que cuenta el municipio.
En octubre de 2021, se comenzaron a sentir las restricciones extremas que los organismos estatal y federal determinaron para Atizapán de Zaragoza, al reducir el suministro a 1,091 litros por segundo. Para el 2022 el recorte fue drástico, a 815 litros por segundo. En 2023 quedó en 582 litros por segundo y en este 2024 el suministro apenas llega a 350 litros por segundo.
Lo anterior ha alterado la vida de las familias al no contar con agua para actividades vitales y cotidianas que han llevado a la gente a manifestarse cerrando calles y también a buscar responsables. Y es que Atizapán de Zaragoza es el municipio más castigado por los recortes constantes al suministro de agua.
Es innegable que el cambio climático ha afectado el ciclo natural del agua y que la temporada de lluvias se ha visto alterada también, pero ya no son motivos suficientes para que las personas pidan explicaciones y también soluciones a este desabasto que no tiene precedentes.
La pregunta principal que se hace la población es: ¿Por qué, si está lloviendo, no hay agua? La respuesta corresponde a las autoridades como la CONAGUA y la CAEM, quienes son las que administran el agua a nivel nacional y estatal y que hoy solo se justifican diciendo que no ha llovido lo suficiente en las zonas aledañas a las presas que abastecen al Cutzamala y que, de acuerdo con informaciones que emiten, se encuentra al 49.6%.
Algunas versiones señalan que el agua está siendo acaparada para las grandes empresas que requieren el líquido para seguir produciendo y obteniendo ganancias. Otras versiones señalan que el curso natural del agua de lluvia que llegaba a las presas ha sido alterado y ahora llenan otros cuerpos de agua que se encuentran en propiedades particulares y que luego son vendidas a empresas que pagan por el vital líquido.
Mientras tanto, las voces de desesperación por no contar con lo mínimo para satisfacer sus necesidades hoy quieren que se les resuelva el conflicto por un derecho al agua y por el cual se mantienen pagando por el servicio que no se da.