Por: Alfredo Oropeza / 7 de julio 2020
Tal parece que la estrategia del gobierno municipal de Naucalpan, de combatir la inseguridad en las calles y las comunidades con “manitas de gato”, no está funcionando del todo bien. Al grado que la inseguridad ahora le pega directamente a la propia policía municipal.
No tiene ni un mes que la Presidenta municipal morenista anunció, con bombo y platillo, la rehabilitación de “tecallis” en Naucalpan, con el argumento de que si los tecalis lucen más bonitos “los vecinos tendrán más confianza de acudir de manera inmediata a los módulos de vigilancia para solicitar el apoyo”.
Aun que los 6 millones 300 mil pesos invertidos sólo alcanzaron para la rehabilitación de siete módulos de vigilancia, en diferentes colonias del Municipio.
El cambio de parecer ya es un avance, ya que al inicio de la administración municipal morenista, hubo un desaire al aprovechamiento de la infraestructura de seguridad municipal existente y su rehabilitación. Al grado, que algunos módulos de policía o “tecallis” (como se les conoce) fueron desincorporados del área de seguridad, para ser reutilizados como oficinas del Instituto de Salud o de Protección Civil, bajo la extraña tesis de que los nuevos modelos de prevención del delito eran los “centros de ayuda humanitaria”.
Así también, la Comisaría de Seguridad Ciudadana fue despojada de su edificio sede, para terminar arrinconada en un “Gallinero” –así se le denomina coloquialmente al inmueble ubicado en la zona industrial de Alce Blanco–, inmueble que decidió arrendar la administración morenista, para usufructo de algún personaje beneficiado por las generosas rentas pagadas por el Gobierno municipal, aun cuando se contaba con un edificio propio, en una ubicación céntrica y estratégica.
Ahora, en un viraje de estrategia, se reconoce la relevancia de los tecallis como parte de la infraestructura de la Policía municipal y que permiten implementar el modelo de policía de proximidad.
Aun que la inseguridad galopante de Naucalpan requiere más allá de una manita de gato. De nada servirá tener módulos de policía enchulados o más armamento, más patrullas y más equipo de protección, sino no se implementa una estrategia realista, eficaz y eficiente de seguridad, que conduzca hacia una policía municipal con mejor cobertura territorial, mayor proximidad al ciudadano, una mejor capacidad de respuesta e inteligencia para desarticular los fenómenos de inseguridad, en los focos rojos del municipio.
Esa estrategia debe incluir necesariamente aspectos básicos que fortalezcan la imagen y la autoridad del policía, como es la redignificación de la figura del policía, su mejora en condiciones laborales, de seguridad, salarial y de crecimiento profesional.
Por lo anterior, la disminución de la inseguridad reinante en el municipio va más allá de una estrategia cosmética o de arreglo de fachadas. Ya que la perdida de confianza hacia el policía y el poco respeto a su imagen de autoridad han venido en detrimento, al igual que la del gobierno municipal.
Y como ejemplo, el hecho de que la misma policía municipal ha venido a ser, también, victima de la delincuencia y la violencia. Tal es el caso del incendio provocado a las patrullas de la Policía de Género, estacionadas frente al Tecalli de Calzada de Las Armas, en la colonia 10 de Abril, la madrugada del lunes.
Es necesario que el gobierno municipal de otro enfoque a su estrategia de seguridad, menos cosmética y más estratégica.